“Optimismo de la voluntad, pesimismo del intelecto”
Aun cuando es improbable que haya una revolución sin revuelta, la revuelta no lleva necesariamente a “la revolución”. Escribiendo sobre el proceso social en Turquía, Badiou plantea que lo que se precisa es que la situación actual pase de un “immediate riot” a un “historical riot”, que pueda ser capaz de transformar el país:
“This move beyond the immediate riot toward a mass protest movement creates the possibility for a new type of organized politics, a politics that is durable, that merges the force of the people with the sharing of political ideas, and that thereby becomes capable of changing the overall situation of the country in question.”1
Para él, Turquía, “with its long, tormented history, can and must surprise us. It is the ideal place for a great historical and political innovation to occur.”
La clave para que ocurra esta innovación revolucionaria es que los protagonistas de esta revuelta sigan el imperativo de Badiou de qué es lo que hay que hacer:
“They must spread their movement’s enthusiasm beyond their own social existence. They must create the means of living with the broad popular masses, of sharing the thoughts and practical innovations of the new politics with them. They must give up the temptation to adopt, for their own benefit, the “Western” conception of democracy, meaning: the simple, self-serving desire for a middle class to exist in Turkey as an electoral and falsely democratic client of an oligarchic power integrated into the world market of capital and commodities. This is called: liaison with the masses.” (Enfásis mío)
Si los jóvenes educados que han tomado las calles siguen este mandato, la revuelta en Turquía se moverá “toward a creative politics of emancipation, giving new impetus to the universal history of Communism”. Badiou no renuncia, sino que afirma la noción de intelectual legislador, aquel que entiende que su papel es “legislarle” a las “masas” el qué hacer. En Badiou hay demasiado optimismo de la voluntad y falta de pesimismo del intelecto. Es este voluntarismo el que subyace a la concepción del intelectual de Badiou. Los intelectuales como él, a pesar de lo que digan, siguen apegados al imaginario político del siglo XX y, sobre todo, a la figura del “intelectual revolucionario”, que pretende “guiar” a las “masas” al comunismo. Debo aclarar que mi objetivo aquí no es elaborar una discusión crítica de estos movimientos o revueltas, aun cuando ella es deseable, ni tampoco proponer qué deben o tienen que hacer estos movimientos. Estoy criticando el análisis que Badiou hace de ellos.
Me parece que la velocidad de los acontecimientos y la profundidad de los cambios contemporáneos provocan un desfase profundo entre “la actualidad” y el pensamiento; es decir, que el pensamiento está muy rezagado respecto a esta nueva constelación de eventos. Este desfase no es nuevo. Lo que es nuevo es el momento que vivimos. Se trata de un momento marcado por el agotamiento del imaginario político del siglo XX y la crisis ante ese agotamiento de las nociones de “izquierda” y “revolución”, entre otras. Habría que detenerse a pensar y a teorizar estos acontecimientos y transformaciones desde categorías políticas para el siglo XXI, lo cual no implica que haya que renunciar a toda la tradición política del siglo pasado. De lo que se trata es de reconocer los límites del imaginario político que hemos heredado, resignificando aquellos conceptos que no deben ser descartados y produciendo nuevos conceptos que nos permitan enfrentar los retos de este momento histórico de manera eficaz.
Respecto a las revueltas sociales, convendría preguntarnos, ¿de qué revolución se habla? ¿Quiénes son los protagonistas de estas revueltas? ¿Cuáles son sus reclamos o demandas? ¿Tienen estos movimientos, todos singulares, la capacidad o la potencialidad para transformar el capitalismo? ¿Se trata de revueltas “anticapitalistas”? ¿Harían falta nuevas elaboraciones o conceptualizaciones políticas? ¿Cuáles son, en fin, los alcances y las limitaciones de estos movimientos? ¿Celebramos cada nueva revuelta desde la primacía del optimismo de la voluntad a la espera de la revolución a la vuelta de la esquina o pensamos estos movimientos concediéndole un mayor peso al pesimismo del intelecto? Después de todo, sería prudente recordar que desafortunadamente el desenlace de tantas revueltas del pasado no parece justificar el optimismo de la voluntad que expresa Badiou. Ojalá me equivoque. Habrá que seguir observando y reflexionando.
* Esta es una versión editada y ampliada de mi texto, publicado originalmente en el blog Pensar lo contemporáneo, el 21 de junio de 2013.
- Todas las citas de Badiou son de su texto, “On the Uprising in Turkey and Beyond”. [↩]