Boricuas Bestiales
Estoy en Caguas. En el jardín botánico. En el séptimo día nacional del perro. Siete pesos la taquilla. Límite de un perro por persona. “¿De qué marca es tu satito?” pregunta la niña porque su satito es idéntico al mío. Estacionamos en el complejo deportivo. Un peso por la ride en pisicorre. Los perritos viajan gratis porque es su día, me dijo el don al montarme. “Pero vela que no me cague la guagua.” “Feliz día a usted también”.
Hay una carrera de obstáculos, competencias de atletismo y obediencia, shows de magia, café, batidas y tocinetas gratis. Hay muchos tipos tatuados en camisilla. Muchos tipos musculosos con cadenas. Mucho tipo gordo en pantalones cortos y camisilla, con tatuajes y cadenas, y pitbulls con nombres de baloncelistas. Mucho perrito chiquito, peludo, con lazos o gorros o trajecitos. Hay representación de todas las razas featured en películas de Disney. Hay mucho niño sentado en la grama, abrazando a su perrito como si los amigos imaginarios valieran mierda sólo por hoy. Sólo por hoy, es maravillosa esta perra vida.
Tiene además un tatuaje del simbolito de Air Jordan en su pantorrilla izquierda, y uno del simbolito de swoosh en el cuello. La cruz de su cadena es un 23. Todo en oro, con diamantitos. Las tenis no tienen ni una sola mancha o rasguño. Hay gente capaz de matar por un par de Jordan. Hay gente que piensa que los pitbulls deben morir. En una, el perro pisa el zapato del tipo, y lo mancha. Yo temo por su vida. El hombre se baja, mira al perro a los ojos. Lo besa en la boca. Maravillosa, dije.
(6/2/13)
ii.
“Imagínate que estamos jugando tiraitápate y tú tiras la bola y yo supongo esquivarla, pero no la esquivo y la bola me da y yo me quedo dao y me molesto y te disparo porque yo no sé jugar, pues así de mal nos va”.
Tiene razón el compañero, pero como yo no sé discutir, no le concedo el punto y sigo argumentando que no, que la muerte de un joven a causa de cuatro disparos en medio de un juego de básket no es indicativo de nada. Que de hecho, el hecho de que alguien esté dispuesto a matar por el simple hecho de recibir una falta en un juego de baloncesto en San Germán no implica que el País entero le ha faltado a la dignidad y al respeto por la vida humana. Que cada incidente nefasto de por sí no implica la falta generalizada de valores.
“Implica que hablar de La Maldad en Nuestra Sociedad es una generalización necesaria considerando que los detalles de cada una de sus manifestaciones aterran sin fin”. “Hay una expresión en inglés que dice que el diablo está en los detalles”. “El diablo estaba jugando básket en San Germán, mi pana, y diablo como el de aquí, no hay allá”. “Pero allá liquidan 20 niños en una escuela en un día”. “El detalle es que aquí los vamos matando de a poquito. O ellos te matan. Las matanzas entonces dejan de ser Eventos, se borran sus contornos. La de hoy se entremezcla en nuestra memoria con la de ayer, se solidifican. Es como un bloque de pérdida y pánico lo que tenemos en la cabeza, te lo juro. Cambian los nombres, los lugares, el móvil del crimen pero hay un Movimiento, ¿no? que impide, incluso, que uno, digamos, se empape de los detalles de un caso porque justo cuando uno se siente capaz de asimilar lo acontecido matan a otro y es como tener el mismísimo diablo metido en tu cabeza rebotando el balón a punto de intentar un tiro libre. No sé si me sigues”.
“Tenía 23 años, estudiaba gerencia. Esos son los detalles”. “El detalle es que el diablo no falla una”.
(1/26/13)
iii.
En San Ignacio, las peleas se ganaban o se perdían sin tirar un puño. Era cuestión de un rápido cálculo matemático: ¿quién tenía más chamacos becados en su claque? “En el colegio hasta los más hijoeputas eran buenos muchachos de familia. Sabrás que antier me encontré al chamaco que te achocó frente a los lockers, ¿te acuerdas?”
El que habla es un tipo dos clases mayor que yo. Resulta que estaba parado detrás de él en la fila para pagar el boleto de estacionamiento de un hospital metropolitano. El tipo, en una, se voltea, me mira y sonríe. Luego cogimos el ascensor juntos. Por alguna razón, me quiso hablar de la paliza que le dieron a una niña en una escuela pública de Ponce. Aclaro: La razón es que él sabía que yo estudié “socialista” y ese tipo de cosas me deben interesar. De paso, antes de despedirnos, me preguntó “¿qué hace uno con eso de la sicología social, el socialismo y esas vainas?”
Seguimos: el caso es que hablar sobre lo ocurrido en Ponce mágicamente se convirtió en recordar viejos tiempos. Digo, eso fue él. Yo me dediqué a calcular el tiempo que se tardaba el don del booth en cobrar los boletos, luego en cuanto se tardaba en darme el cambio, luego en contar hasta diez una y otra vez hasta que llegó el ascensor al lobby, y finalmente a rezar mientras subía el ascensor hasta mi piso para poder coger el carro y largarme. Pero bueno, el caso es que entre las cosas que dijo, dijo que se encontró al tipo que me achocó frente a los lockers en noveno grado y que ahora es ejecutivo en una de “Las Grandes”. ¿Las grandes ligas? pregunté, pero me pichó.
En fin, él sólo me invitaba a reflexionar acerca de cómo los muchachos de colegio somos somehow inherentemente más sanos y mejores que los muchachos y muchachas de la pública. “Por eso es que el colegio tiene que escoger bien al momento de becar, porque siempre es bueno andar con uno o dos, verdá, para que no te pase como te pasó a ti. Pero tampoco se le puede ir la mano a la administración ¿tú me entiendes?”
“No, pero estaría chévere apostar a cuántos ex-alumnos del colegio, digamos, los acusarán de fraude bancario en los años venideros o quizás bajo la ley 54 o algo así. ¿Te parece?”
Abrieron las puertas del ascensor.
(3/8/13)
iv.
(la policía activá en tu comunidad)
“Esas son de mi size”. Él es pequeño. Ellas son “heavy duty,” según él. “Wide load,” según el otro. Ríen. “Eso es mucho jamón pa tus dos huevos», el otro lo molesta. “¿Quieres una pruebita?” responde un chililín sentido el chiquito. “Todo lo tuyo es como que en diminutivo, ¿verdá?” Esa última no gustó. El pequeño se cuadra, se agarra, se frota, gesticula. No alcanzo a escuchar lo que dice. Se miran mal un rato. Se les pasa. Ríen de nuevo. “¿Y esas dos de allá? ¿Qué tú dices?”
Dos pendejos.
(4/19/13)
v.
¡El que no brinque es porque es guardia! Para citar a Don Chezina, circa 1995. Aunque, if I were to take it really really back, citaría de Vh1 Back to the 80s, la parte en que la actriz que hacía de Punky Brewster dice and I quote “fuk da police.” Podría citar Deep Cover de Dr. Dre, Cop Killer de Ice T pero me parece que mi linea argumentativa está clara. ¿Me copian?
Hoy leí a Zizek pero no sabría qué citar aunque casi todo me pareció relevante. Fun fact: Zizek usa camisetas grises de bolsillo casi todo el tiempo. Es casi como un uniforme, pero ¿de qué?
Al grano: el que no brinque es porque es un homofóbico retrógrada cabrón que para nada del mundo debería tener acceso a un uniforme de policía. “De que ni en Halloween”. Yo hablaba así en los noventa, cuando gran parte de la música que escuchaba era en extremo odiosa y homofóbica y violenta y brincar en el concierto de Chezina me hacía sentir cool, porque si no brincaba era guardia o era pato, dependiendo de la canción. Afortunadamente sobrepasé esa etapa. Otros no.
Resulta que agentes de la uniformada para dizque defender su imagen de fieles servidores públicos tildan de patos a sus detractores. Pues, no mano, I’m not having it. De que si fuese el 1992, diría cause it’s 1-8-7 on an undercover cop. 187 se refiere al artículo del código penal de California que tipifica el delito de asesinato. En ese entonces no conocía el detalle, pero lo intuía pues en el video, Dr. Dre y Snoop hacían como si halaran el gatillo de un pistola. Rat a tat tat. Ay, ojalá (Rodríguez, Silvio).
Es curioso cómo hay una canción para cada ocasión. Nunca antes lo había pensado. Es curioso cómo la reacción típica de los filósofos ante cualquier evento es pensar. A mí me cuesta. De paso, todas mis camisas son blancas o negras.
Mis reacciones típicas son gritar de dolor o de furia, salir corriendo del susto a mi casa y armar un playlist de canciones de protesta. Un ejemplo: Hoy escuchaba Sr. Oficial de Eddie Dee mientras leía a Zizek, sin realmente atender a lo que estaba leyendo. Luego puse Mr. Con Macana y me dispuse a salir del apartamento a faltarle el respeto a la autoridad, pero cuando hablé todo el mundo brincó conmigo.
A lo que voy: Punky Brewster era mi programa favorito.
(5/6/13)
vi.
En Toa Baja, L , de 20 años, fue ultimado a eso de las 8:10 p.m. de ayer en la calle Alelí, del sector Villa Marisol, de Levittown. Mientras, en la urbanización Jardines de Cayey, ultimaron a eso de las 7:50 p.m. a L, de 25 años. En estos hechos, L, de 27 años que también había resultado herido fue declarado muerto mientras era atendido por personal médico del Hospital Hima de Caguas. Los perjudicados fueron identificados como L, de 16 años y L, de 27 años, ambos residentes de ese municipio. Por otro lado, en Toa Alta fue hallado el cadáver de L, de 20 años, luego que fuera ultimado de varios balazos en el interior de una residencia en el barrio Río Lajas. El occiso, L, vecino de Morovis recibió múltiples heridas de bala en diferentes partes del cuerpo. El último de los incidentes se registró hoy a las 1:46 a.m. en la carretera PR-874, cerca de la antigua pista de aceleración en Carolina. Allí fue ultimado L, de 19 años y vecino de la urbanización Usubal del barrio La Central de Canóvanas. La Policía investiga el hallazgo del cadáver del hombre amordazado y el asesinato de L, de 23 años, ambos relacionados con la barriada Morales en Caguas, que elevaron la cifra de muertes a en lo que va del año.*
(10/23/12)
vii.
-Están tocando de oído allá afuera,
-Cuidado, pronto estarás hablando de una “sinfonía de balas”
-¿Violencia discursiva?
-No, me preocupa por lo cursi. Como preguntar
si todos los gatilleros van al cielo.
-Los buenos, supongo.
-¿En términos de puntería?
-Es en serio, ¿por qué nunca hablamos del espíritu?
-Quizá porque no todos están presentes
y es de mala educación.
-No es chiste, chico.
-¿Qué cosa?
-Que si van al cielo o no.
-Es o ellos o nosotros, querida, y por lo visto
están más que dispuestos a cedernos el turno.
(10/11/12)
viii.
No importa lo que digan, para mí Puerto Rico siempre será cuna de beisbolistas. Y secuestradores. Y astronautas. Y bardos. Y narcos. Ayer encontré un hombre dormido en mi jardín. Había estropeado mis nardos. Oh well, Orwell también durmió así, a la intemperie, entre los más desdichados.
El papá de Orwell trabajaba como agente imperial del opio. No sé si eso sea una mala traducción. El hijo trabajó como maestro, limpiaplatos, cajero, guardia imperial, entre otras cosas. La pasó mal, según cuentan sus biógrafos, para escribir bien. Según él, para escribir bien, uno nunca debe usar una imagen o metáfora que uno está acostumbrado a ver en los textos de otros. Una metáfora típica para Puerto Rico es que es cuna de bestias. Uno, como escritor, supone decir lo mismo pero en otras palabras. Cuando pienso en otras palabras, recuerdo las palabras de Orwell: “If it is possible to cut a word out, always cut it out.” Oh well.
En su ensayo, England your England, Orwell escribe: «As I write, highly civilized human beings are flying overhead, trying to kill me.» Se refería a los Nazis. Los puertorriqueños, en cambio, son hiper-incivilizados. Matan. Se cuelan en fila. Mean la tapa del inodoro. Secuestran muchachas. Y dependiendo de la metáfora, todas estas cosas podrían estar conectadas. ¡Oh no! Olvidé levantar la tapa. Alerten a las autoridades.
A Orwell, cuando miembro de la guardia imperial en Birmania, le tocó matar a un elefante. Relata el suceso en un ensayo magistral sobre ideología. Hablar sobre ideología es hablar en metáforas. En Puerto Rico hablamos de bestias cuando queremos explicar los actos terribles cometidos por otros seres humanos inevitablemente ligados a nosotros y nosotras. Bestia es el que secuestra, el que esclaviza, el que viola, el que mata. Hablamos de bestias, también, cuando queremos explicar los actos cotidianos de desconsideración cometidos por otros seres humanos inevitablemente ligados a nosotros y nosotras. Bestia, entonces, es el que invade el carril, el que se cuela en la fila, el que mea la tapa. No sé, pero creo que hacen falta nuevas metáforas.
Una idea bestial, digo, por lo nítida.
(5/10/13)
viii.
“No te vires. Mírame a mí. ¿De qué estábamos hablando?” “¿Nos movemos?” “No, ni pal carajo”, y saca una cajetilla de su cartera, un cigarrillo de la cajetilla, busca el lighter en la cartera, enciende. “Anda, dime, ¿de qué hablábamos?” “Me están dando muchas ganas de fumar y de virarme o de levantarme e irme pal carajo. ¿Qué está pasando atrás mío?” “Que te quedes ahí, te dije y cuéntame algo”. “Tú decías que soy demasiao de muy velludo para pasar por gay y yo te decía que eso es prejuicio tuyo”. “Y quién, decidimos, tenía la razón?” Pues yo, porque la cantidad de pelo en el cuerpo no tiene nada que ver con orientación sexual”.¿Ah, no? Dime, qué hombre se acostaría contigo”. “Pues, fíjate, sé de par que se lo tirarían. O sea, que me tirarían. O sea, que quisieran que yo me los tirara”. “¿Y tú, te tirarías a un tipo tan peludo como tú?” “¡Ni pal carajo!” “¿Viste?, tenía razón”. “Razón de qué carajo. ¿De qué tú hablas?” “Ahora, levántate. Avanza. Vámonos”. Tira el cigarrillo, agarra el lighter, la cartera. Sigo tras ella. La alcanzo “¿Me quieres explicar?” “Nada, que vino la guagua, un tipo se bajó y le dio un revolver al tipo sentado dos bancos detrás de ti. Ese le dio una bolsa de papel. El otro se subió a la guagua. Después el tipo que cogió la pistola se quedó ahí parado un ratito, con la pistola en la mano, mirándola. Luego me miró a mí…” “¿Y qué pasó?” “Nada, se fue”.
(6/4/13)
*fragmentos de noticias periodísticas